miércoles, 30 de abril de 2008

Crítica Life Track (GUE-DO)



Life Track, coproducción entre China y Corea del Sur del 2007, podría traducirse como Vestigios de Vida. Y esto es lo que nos propone Jin Hu Ang Hao en su debut en el largometraje por el que obtuvo el new currents award en el último festival de Pusán.
La película recoge el encuentro de dos personajes solitarios, un hombre sin brazos y una mujer sordomuda, en un entorno abierto como es el campo; donde la comunicación entre ellos se deviene compleja, no tanto por los impedimentos físicos de ambos, si no por el poso psicológico que han ido acumulando.
El silencio, solo roto por un viejo televisor que no deja de dar noticias alarmantes sobre
el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS o SARS), y por los ruidos de una naturaleza viva que les envuelve, en contraste a dos almas moribundas; se convierte en protagonista de un film visualmente sencillo y conciso, donde prevalecen los planos largos en su duración y abiertos en su composición, y que rehúsa los resortes melodramáticos para encarar una historia donde el pasado de los personajes duele mucho, demasiado. Algo parecido al amor aparecerá tímidamente para acercar a estos dos seres humanos olvidados por el mundo y por si mismos, intentando alejarlos de lo que parece un trágico devenir inevitable.
Cine valiente y sin sensacionalismos, tan necesario como las grandes epopeyas galácticas por que en nuestro mundo, y en las pantallas de cine, hay cabida para todo.

Nota: 7

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