Desde China, y producida al margen de la oficialidad, nos llega Night Train, fría, casi gélida mirada al mundo de una funcionaria de prisiones decepcionada y agotada de la vida por un sistema judicial intransigente, que busca infructuosamente el amor a través de una agencia matrimonial. La aparición de un hombre que ha perdido a su mujer condenada a la pena de muerte, parece devolver la esperanza a nuestra funcionaria, pero éste esconde otras intenciones.
La segunda película de Diao Yi Nam (Uniform) se desarrolla en un paraje gris y pobre en vías de industrialización, donde el clima frío y el humo de las fábricas envuelven a la región (y a la postre a los personajes) de una tristeza que parece pegarse a la piel.
Película honesta, pausada (que no lenta), y profundamente humana; consigue hacernos cómplices de la soledad y desesperanza de su protagonista a la que dota, sin embargo, de una fortaleza encomiable.
Película dura, excelente, sobre supervivientes en una cultura que discrimina sistemáticamente a la mujer ya desde su nacimiento, verdadero mal endémico de todas las sociedades por mucho que en la nuestra, la occidental, lo suavicemos con bonitos y muchas veces superfluos adornos.
Nota: 7
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